Italia en los últimos 200 años

En el año 1800 comienza el ''Risorgimento'' italiano, movimiento que apuntaba a la creación de una Italia unida y libre de dominación extranjera.
Este proceso abarcó un periodo de cincuenta años, conducido por un lado por las fuerzas políticas y militares del rey de Cerdeña y por el otro, por las Sociedades Secretas como la ''Carbonería'' y la ''Joven Italia'', que difundían la idea de libertad y promovían insurrecciones tendientes a realizar la unificación.
Los protagonistas de la política italiana en ese periodo fueron Giuseppe Mazzini y Giuseppe Garibaldi, animados por ideales republicanos, y los Saboya(reyes de Cerdeña primero, y luego de Italia) que tuvieron en el Ministro Camillo Benso di Cavour, a uno de los mayores artífices de la unificación de Italia.

El proceso de unificación italiana comienza en el siglo XIX cuando la península itálica estaba compuesta por varios estados, lo que respondía más a una concepción feudal que a un proyecto de estado liberal burgués. Después de varios intentos de unificación entre 1821-1849, los cuales fueron aplastados por el gobierno austriaco y sus aliados, la política del Conde de Cavour, ministro del Reino de Cerdeña, logró interesar al emperador francés Napoleón III en la unificación territorial de la
península, que consistía en expulsar a los austriacos del norte y crear una confederación italiana. A pesar de la derrota del imperio austriaco por el ejército francés y sardo-piamontés, el acuerdo no se cumplió integralmente por temor de Napoleón a la desaprobación de los católicos franceses. Solo la Lombardía, conquistada por los franceses y sardo-piamonteses fue anexionada al Reino de Cerdeña. Además, durante la guerra estallaron insurrecciones en los ducados del norte, que pidieron y obtuvieron la anexión a Piamonte-Cerdeña, con lo cual se cumplió la primera fase de la unificación.
En la segunda fase de la unificación se logró la unión del sur cuando Garibaldi, inconforme con el tratado entre Cavour y Napoleón, se dirigió a Sicilia con las camisas rojas, conquistándola y negándose a entregarla a los piamonteses, desde allí ocupó Calabria y conquistó Nápoles. En 1860 las tropas piamontesas llegaron a la frontera napolitana. Garibaldi, que buscaba la unidad italiana, entregó los territorios conquistados a Víctor Manuel II. Mediante plebiscitos Nápoles, Sicilia y la mayor parte de los Estados Pontificios se unieron al Reino de Cerdeña, gobernado por Víctor Manuel II, que se convirtió en 1861, con la proclamación del Reino de Italia en soberano del nuevo estado. En 1870, fue proclamada capital Roma.

Tras la unificación italiana se instauró una monarquía constitucional que duró hasta la instauración del fascismo. Durante la monarquía existía un régimen liberal, momento histórico en el que se crearon partidos importantes del siglo XX como el Partido Socialista italiano o el Partido Republicano italiano. En los años 1920, la dictadura de Benito Mussolini prohibió los partidos políticos a excepción del Partido Nacional Fascista. La Segunda Guerra Mundial y la Resistencia partisana acabaron con el régimen fascista instaurándose una república tras un referéndum.
En 1948 se promulgó la Constitución republicana. El nuevo sistema estaba dominado por la Democracia Cristiana, que gobernaba en solitario, o junto a otros partidos:el Partido Socialista italiano, el Partido Socialista Democrático italiano, el Partido Republicano italiano y el Partido Liberal italiano. El principal partido opositor era el Partido Comunista italiano.
A principios de los años 90, la justicia descubrió una gran red de corrupción en la política italiana, en el proceso judicial denominado Manos Limpias. La corrupción acabó con los partidos políticos tradicionales, además de llevar a los juzgados a la mayoría de los políticos del país. Tomaron el poder entonces nuevos políticos como Silvio Berlusconi o Romano Prodi.
Actualmente Italia es una República de tipo parlamentario. El jefe de Estado es el presidente de la República(Sergio Mattarella), elegido por el Parlamento cada siete años.
Hasta los años cincuenta la economía italiana podía definirse esencialmente agrícola, este sector ocupaba la mitad del PIB.

Después de un notable crecimiento económico durante los setenta, el sistema productivo italiano de modernizó, concentrándose en la industria y en los servicios. En los últimos años, la parte del producto generado por la agricultura ha llegado a constituir menos del 3% del PIB.
La tendencia más reciente registra un aumento de los servicios privados destinados a la venta y una disminución del aporte de la industria. Los servicios públicos que alcanzaron en 1991 un 14%del PIB, han empezado a bajar su participación a raíz de las políticas fiscales de ajuste financiero de los últimos años. Actualmente el sector terciario ocupa más del 60% de la población económicamente activa, mientras que la industria detiene ahora una cuota apenas superior a un tercio.
En el sector agrícola la palabra clave es innovación, tanto tecnológica como de proceso.
En la industria, los esfuerzos se han orientado en la búsqueda de una mayor competitividad e internacionalización.
El desafío italiano relacionado con la globalización se basa en la optimización de los procesos productivos a través de la automatización y en el incremento de la productividad a través de la inversión en la formación del personal, fruto de nuevas técnicas de gestión empresarial.
Todos estos cambios han sido posibles gracias al inicio de una nueva etapa de relaciones entre empresarios y sindicato, las que se han materializado en un acuerdo global sobre el coste del trabajo, firmado en 1993.















Comentarios